viernes, 11 de mayo de 2012

Vampiro y literatura (XVII)



Pero, sin duda, los elementos más decisivos y que llevaron a que el mito del vampiro obtuviera la fama, que tiene en la actualidad, provienen de las obras de los escritores irlandeses. El primer autor que apostó por este género fue Charles Maturin, que llegó a publicar Melmoth el errabundo, en el año 1820, una obra donde descubrimos grandes influencias de Byron o de Goethe. Melmoth no es un vampiro, visto desde un punto de vita tradicional, sino más bien, un hombre inmortal, que vive angustiado por la carga del paso de los años, y que está inspirado, sin duda, en la figura de la leyenda del Judío Errante. También, entre los autores irlandeses, debemos destacar a Joseph Sheridan Le Fanu, un autor especializado en los relatos sobrenaturales y, sobre todo, se hizo famoso por su novela Carmilla, que apareció en una revista londinense, entre los año 1871- 1872, un relato que sigue estando cargando de fascinación, con una gran carga erótica lésbica y que provocaría que, durante el siglo XX, se adaptara, en varias ocasiones, a la gran pantalla, convirtiéndose en uno de los relatos más conocidos e importantes, dentro del género de los vampiros. Hay que señalar que el relato de “Carmilla” está ambientado en la sociedad que caracterizó al ducado de Estiria, donde se plasma la experiencia de una joven aristócrata, que es seducida, poco a poco, por una mujer vampiro, que bebe, muy lentamente, de la sangre de sus víctimas, hasta llegar a matarlas.
Foto: fuente

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