Pero,
sin duda, los elementos más decisivos y que llevaron a que el mito
del vampiro obtuviera la fama, que tiene en la actualidad, provienen
de las obras de los escritores irlandeses. El primer autor que apostó
por este género fue Charles Maturin, que llegó a publicar Melmoth
el errabundo, en el año 1820, una obra donde descubrimos grandes
influencias de Byron o de Goethe. Melmoth no es un vampiro, visto
desde un punto de vita tradicional, sino más bien, un hombre
inmortal, que vive angustiado por la carga del paso de los años, y
que está inspirado, sin duda, en la figura de la leyenda del Judío
Errante. También, entre los autores irlandeses, debemos destacar a
Joseph Sheridan Le Fanu, un autor especializado en los relatos
sobrenaturales y, sobre todo, se hizo famoso por su novela Carmilla,
que apareció en una revista londinense, entre los año 1871- 1872,
un relato que sigue estando cargando de fascinación, con una gran
carga erótica lésbica y que provocaría que, durante el siglo XX,
se adaptara, en varias ocasiones, a la gran pantalla, convirtiéndose
en uno de los relatos más conocidos e importantes, dentro del género
de los vampiros. Hay que señalar que el relato de “Carmilla”
está ambientado en la sociedad que caracterizó al ducado de
Estiria, donde se plasma la experiencia de una joven aristócrata,
que es seducida, poco a poco, por una mujer vampiro, que bebe, muy
lentamente, de la sangre de sus víctimas, hasta llegar a matarlas.
Foto:
fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario