Cuando
Christabel salió al mercado, surgieron una serie de dudas, en los
medios especializados en la literatura, como son: ¿De qué trata la
novela? ¿Cuál es la idea que quiere dar el escritor? ¿Lady
Geraldine es un vampiro o una hechicera? ¿Puede ser un hombre, en
realidad? ¿Qué es eso: ella, él o eso? La trama, donde nos
encontramos con sugerencias del lesbianismo y del incesto dejó, ante
todo, una gran y profunda huella en la literatura inglesa, del siglo
XIX, como se pudo ver en “Camilla” de Joseph Sheridan Le Fanu. La
gran influencia de Coleridge sobre la narrativa de vampiros, se hizo
sentir, también, en la famosa “Rima del viejo marinero”, que
estaba incluida en el libro Baladas líricas, que fue editado junto a
William Wordsworth y Robert Southey, de la que se ha llegado a decir
que Bram Stoker se llegó a inspirar, para contar el viaje en barco
que realizó Drácula, desde Turquía hasta llegar a la costra de
Inglaterra.
También,
hay que mencionar a Robert Southey, que compuso su increíble y
monumental poema épico Thalaba el Destructor, a posteriori del
Coleridge (1797- 1800), lo llegó a publicar antes. Oneiza, la amada
de Thalaba, el protagonista, estaba muerta, se convierte en una
vampira, aunque, dentro de la trama de la historia, es un tema
secundario. Southey llega a contar cómo el héroe llega a entrar en
la bóveda de su esposa Oneiza, a lo largo de una medianoche de
tormenta, mientras iba acompañado de su suegro.
Foto:
fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario