En
el año 1865, Paul Féval llega a publicar La vampira, que está
basada en un relato escrito por el barón de Lamothe- Langhon, que
fue publicada antes, en el año 1825. En la novela escrita por Féval,
se van a mezclar hechos, que sucedieron en la historia, con las
aventuras de una extraña dama, que logra desdoblarse, para poder
disimular que es una vampira. Féval sigue tratando el tema en
diversos relatos como El Caballero Tenebroso (1860), La ciudad de los
vampiros (1867). Y, no podemos olvidarnos de Guy de Maupassant, que
escribió, en el año 1876, El Horla, cuya trama se ambienta con la
presentación de un historial clínico, que en la ciencia
psiquiátrica, que en el siglo XIX estaba empezando, empieza a ser
visto como un síntoma de una clase de perturbación mental. Marie
Nizet, en su obra “El capitán vampiro”, nos muestra a un oficial
ruso, que se llama Boris Liaotukine, que era un vampiro.
Como
vemos, el género del vampiro no es nada nuevo e, incluso, en otras
épocas de la historia, se ha escrito mucho más, sobre los vampiros,
de lo que nos podemos encontrar, hoy en día, en las librerías.
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