jueves, 10 de mayo de 2012
Vampiro y literatura (XI)
Incluso, la propia vida decadente que llevó Byron se convirtió en un modelo del protagonista no muerto, Lord Ruthiven, que muestra los rasgos de lo que es el vampiro romántico: un atractivo aristócrata, muy astuto y que posee un especial encanto maligno, una criatura de piel pálida y con hábitos nocturnos. En contraste, el vampiro folclórico popular era un ser horrible, que estaba hinchado de sangre y no era nada atractivo. Se piensa que Polidori habría tomado el nombre de Lord Ruthven de la novela Glenarvon, escrita por Lady Carolina Lamb, Pero, la moda de los vampiros no inicia su extensión, por Inglaterra, hasta unas décadas después de tener éxito y una gran difusión la obra de Charles Nodier. Entre las diversas publicaciones populares, hay que destacar el penny dreadful, o folletín por entregas de Varney el Vampiro o El festín de Sangre (1845), obra del que se sigue discutiendo quién fue su autor, que a lo largo de dos años prolongó sus aventuras, llenas de sangre, a lo largo de 109 entregas, semana tras semana y un total de 220 capítulos. El protagonista es un vampiro, Sir Francis Varney, que se convierte en el primer vampiro literario que es capaz de adoptar la escena clásica de entrar por una ventana, para poder beber la sangre de una joven, que está dormida. A lo largo del siglo XIX, los escritores de Inglaterra continuaron contribuyendo a completar el género con obras como LA verdadera historia de un vampiro (1894), donde el conde Eric Stenbock se encarga de parodiar a la famosa Carmilla.
Foto: fuente
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