viernes, 25 de mayo de 2012

La novela de Drácula (IV)



En distintas ediciones, la novela va precedida de un cuento de terror, El invitado de Drácula o el huésped de Drácula. En él, nos encontramos con Jonathan Harker, que es un joven abogado inglés, que tiene que ir de viaje rumbo a Transilvania, que aún está en Múnich, dónde va a tener que tomar un tren de camino a Viena y, después, se irá a Budapest. Tiempo más tarde, dese la ciudad de Múnich, sale de paseo en un coche de caballos. Como no falta mucho para que se haga de noche, el cochero prefiere regresar ya que esa es la Noche de Walpurgis. Pero, Jonathan, como buen inglés, decide despedir al cochero y continuar el paseo a solas y a pie, por un misterioso y oscuro camino, que lo va a desviar del camino más recomendable. Siguiendo dicha senda, se va a tener que internar por un bosque tenebroso que es, cada vez, más hostil. Llega la noche y empieza a caer la nieve, mientras el joven siente una presencia maligna a su lado. Al final, acaba en un cementerio abandonado. En búsqueda de un refugio de los truenos, acaba en una capilla realizada en mármol blanco, que piensa que es segura, pero para nada. En su exterior, nos encontramos tallada, en piedra, la siguiente inscripción: Condesa Dolingen de Graz, en Estiria buscó y halló la muerte, 1801 y otra inscripción, en lengua alemana, “Denn die Toten reiten schnell”, o sea, “Porque los muertos viajan deprisa”, que es un fragmento del poema Loema, que fue escrito por Gottfried August Burger.
Foto: fuente

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