En
algunas de las tradiciones, que nos encontramos en esta cultura, nos
encontramos que se habla de “vampiros vivientes” o “personas
con dos almas”, que son una especie de brujas, que son capaces de
dejar su cuerpo y de participar en actividades nocivas y vampíricas,
mientras estaban durmiendo. Entre las creencias, que nos encontramos
en los pueblos eslavos, más orientales, nos encontramos, entre los
habitantes de las zonas del norte (o sea, la mayor parte de Rusia),
los “no muertos”, aunque nos encontramos con muchas de las
características propias de los vampiros, que nos encontramos en
otros pueblos eslavos, no beben sangre y su nombre no va a derivar de
la raíz común eslava para “vampiro”. Por otro parte, tenemos
las leyendas ucranianas y bielorrusas, que son mucho más
convencionales. En las tierras de Ucrania, los vampiros no son
descritos como si fueran muertos, sino como seres malvado, incluso,
mucho tiempo antes de su muerte. En el folclore de Ucrania, por otro
lado, se describe a los vampiros como personas que tenían el rostro
de color rojo y con pequeñas colas. A lo largo de las numerosas
epidemias de cólera, que tuvieron lugar durante el siglo XIX,
existieron casos de personas, que fueron quemadas vivas, por sus
propios vecinos, ya que fueron acusados de ser, en realidad,
vampiros.
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