viernes, 18 de mayo de 2012

Los vampiros en la tradición griega



De una manera muy distinta, a la de sus precursores, más antiguos, el vampiro griego moderno, que es llamado vrylolakas o, también, katakhanades, sobre todo, en la isla de Creta, de los que van a derivar los varcolac rumanos, eran seres que volvían de la misma muerte, para poder vengarse de los miembros de su familia, a los que llegaban a devorar vivos. Las creencias, que giran alrededor de los vampiros, que poseen muchas características en común con los vampiros más tradicionales, una idea que ha persistido a lo largo de la historia de los griegos y llegaron a estar muy extendidos, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, época en la que proliferaron muchas prácticas, tanto para poder prevenir, como para poder combatir el vampirismo. Los fallecidos, en muchas ocasiones, eran exhumados de sus propias tumbas, cuando ya habían pasado tres años de su muerte y los restos eran colocados en una caja, de la mano de sus propios familiares. A posteriori, se tenía que verter vino sobre ellos, mientras un sacerdote de la religión ortodoxa leía unos pasajes de las Santas Escrituras. Pero, si el cuerpo no se había llegado a degradar, en un grado suficiente, el cadáver era considerado un vrykolakas.
Foto: fuente

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