lunes, 9 de julio de 2012

La presencia de los vampiros, en la literatura gallega (III)



Fue a mediados del siglo XIX, cuando el Realismo narrativo desembocó, a través de la obra de Zola, en el movimiento naturalista, que es un método empírico de llevar a cabo el análisis de la sociedad, exhibir todos y cada uno de sus defectos y corregirlos. En la Literatura Española, su representante más importante fue Emilia Pardo Bazán (1851- 1921), aunque su naturalismo se haya mantenido moderado por su ideario basado en el cristianismo, hasta llegar al punto de que, en algunas de sus creaciones, no aparece por ninguna parte. Es lo que sucede en su entretenido relato, de extensión corta, El vampiro, que se publicó, en el año 1901, en el que se muestra un problema social, que ya fue denunciado un siglo antes, por parte de Moratín: el matrimonio de conveniencia entre un hombre viejo y una muchacha joven. Pero, gracias a la genialidad, a la hora de escribir, que la Condesa Pardo Bazán se adelantó a la sociedad, que le tocó vivir, relatándonos lo que se conoce como historia gótica, aunque el protagonismo no es un seductor bebedor de sangre de las personas cercanas, sino un individuo que absorbe la energía y la vitalidad.
Foto: fuente

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