Las
víctimas de un draugr no se van a limitar a los intrusos a sus
sepulcros. Los fantasmas itinerantes, también, van a diezmar el
ganado, ya que van a llevar a la muerte a los animales, medio
desollados. Los pastores, cuyo deber va a ser mantener en la
intemperie, por la noche, a los animalses, son objetivos del hambre y
del odio, por parte de los no muertos: “Los
bueyes que habían sido utilizados para transportar el cuerpo de
Thorolf fueron inducidos a la muerte por los demonios, y todos los
animales que se acercaban a su tumba se volvían locos y aullaban
hasta morir. El pastor de Hvammr a
menudo volvía corriendo a su casa perseguido por Thorolf. Un día
que el otoño ni ovejas ni pastor regresó a la granja”. Los
draugr, por otro lado, llaman la atención por sus habilidades
mágicas -artes que son conocidos como trollskap- que son muy
similares a las brujas y a los magos vivos, como puede ser cambiar de
forma, llegar a controlar el clima y poder predecir el futuro. Entre
las criaturas en las que se puede transformar un draugr tenemos las
focas, un gran toro desollado, un caballo gris, que tiene el lomo
partido, que no tiene ni orejas, ni cola; o un gato asentado en el
pecho de una persona dormida y que crece, de manera constante, hasta
llegar a asfixiar a su víctima, a causa de un exceso de peso.
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