martes, 29 de mayo de 2012

El Conde Orlok (II)



Los campesinos de la localidad cercana al castillo viven con miedo por la presencia de Orlok y nunca salen de casa, después de la caída de la noche. Thomas Hutter deja sus temores, antes las supersticiones, sin ningún tipo de rigor, y se va a aventurar hacia el vasto castillo del Conde. Una figura oscura encuelta en un traje de conductor, de color negro (o sea, Orlok disfrazado) lo lleva durante el resto de camino que le queda. Es recibido por el propio Orlok, que le dice que, como ya es medianoche, todos sus siervos ya se han ido a dormir, y los dos cenan juntos y discuten la idea de Orlok, de conseguir una casa en la ciudad ficticia de Wisborg, en Alemania. Hutter, de manera accidental, se corta la mano, cuando está partiendo un pan y Orlok no puede, apenas, controlar sus ganas de beber la sangre de la herida de Hutter. Tras esto, Hutter se desmaya en una silla, Orlok logra alimentarse de él, pero esto no se va a ver en la cinta: Hutter, al día siguiente, va a descubrir que tiene dos marcas de mordedura, en el cuello; pero, no es, en ningún momento consciente de que su anfitrión es un vampiro. Hutter sólo se da cuenta de la horrible verdad, cuando, en su despacho lee “El libro de vampiros” y descubre, con terror, que se encuentra atrapado en el castillo con el mismísimo Nosferatu.
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El Conde Orlok



El conde Orlok es un personaje ficticio, que nos encontramos en la película muda Nosferatu, eine Symphonie des Grauens, que fue interpretado por Max Schreck. Está basado en el personaje de Drácula, de la novela de Bram Stoker. Mientras tanto, en el remake de Werner Herzog, Nosferatu: Phantom der Nacht, el personaje de Drácula es idéntico a Orlok, de manera práctica, y fue interpretado por el actor Klaus Kinski. En la cinta Nosferatu, nos encontramos que el Conde Orlok es un vampiro que vive en Transilvania y parece ser el dueño de muchas criaturas, que parecen salir de un mundo de pesadilla, donde se incluye un hombre lobo (hay que señalar el dato curioso de que, en la película, el hombre lobo fue interpretado por una hiena). Orlok, también, es conocido, de manera popular, como “Nosferatu”, o sea, como un cadáver viviente, que se conoce como “el pájaro de la muerte”, ya que hace grandes fiestas, con la sangres de seres humanos que, todavía, siguen vivos. El Conde Orlok vive solo en un sombrío Castillo, que está levantado en medio de las cumbres escarpadas, en un punto perdido de los Montes Cárpatos. Dicho castillo está envuelto en sombras y está muy descuidado, lo que le da una estética horrenda. A posteriori, va a contactar con el agente de vivienda, Knock, ya que quiere adquirir una casa en la ciudad de Estocolmo.
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lunes, 28 de mayo de 2012

Abraham Van Helsing (II)



El personaje de Van Helsing ha sido interpretado por algunos de los mejores actores de la historia del cine. Así, por ejemplo, tenemos a Edward van Sloan, en la versión de Drácula, realizada por Universal Studio, del año 1931; Peter Cushing lo hizo en Drácula, de 1958 de Hammer Films; en el año 1979, fue Laurence Olivier; en el año 1992, Anthony Hopkins en Drácula de Bram Stoker y Mel Brooks, lo hizo en la parodia, que se estrenó en el año 1995. Hay que señalar que, la película de Van Helsing, del año 2004, dirigida por Stephen Sommers, no nos encontramos con las características del personaje original, ya que el personaje interpretado por Hugh Jackman tiene mucho más en común con el arcángel Gabriel, que con el propio Van Helsing. En el caso del Van Helsing, que fue interpretado por el gran Peter Cushing, nos encontramos con una variante único, que fue creada para poder encajar dentro del Universo de la Hammer, una histórica productora, que estaba especializada en el cine de terror. Así, nos encontramos con un Van Helsing más joven, aunque se mueve en el mismo lapso cronológico que el Van Helsing cronológico. Es doctor en Metafísica, Medicina, Teología... por la universidad de Heidelberg, aunque no posee una nacionalidad bien definida, a pesar de su apellido holandés,
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domingo, 27 de mayo de 2012

Abraham Van Helsing



El famoso profesor Abraham Van Helsing es un personaje de la novela Drácula, de Bram Stoker. Es un doctor neerlandés, de edad ya avanzada y que se caracteriza por sus numerosos intereses y logros, en parte, gracias a su gran número de títulos, como son: doctor en medicina, doctor en filosofía, doctor en letras... Bram Stoker se inspiró en Gerard Vaan Swieten, un médico de origen holandés, que llegó a formar parte de la corte de la emperatriz María Teresa de Austria, para la que llevó a cabo los primeros estudios sobre la existencia de los vampiros. En dicha novela, Van Helsing es llamado por uno de sus antiguos estudiantes, el Dr. Seward, para que le ayude a hacer frente a una extraña enfermedad, que está acabando con la vida de Lucy Westenra. Es el propio Van Helsinh quien se da cuenta de que la joven Lucy es víctima de una vampiro y va a guiar al Dr. Seward y a sus amigos, en sus esfuerzos, para poder salvar la vida de Lucy. Hay que señalar que algunas adaptaciones de la novela han tendido a llamar la atención sobre el rol de Van Helsing como si fuera un verdadero experto en vampiros, lo que va a ser el mayor grado de ocupación de dicho personaje. Pero, hay que señalar que, en la novela, el Dr. Seward no piensa, en ningún caso, sobre esta característica, en su amigo -por otro lado, no posee sospechas de que los vampiros puedan existir, realmente, no mencionando que existe uno, que es el causante de todo-, ya que sólo le pide ayuda, ya que no entiende que es lo que le sucede a Lucy y Van Helsing es conocido por saber sobre “males extraños”, como ninguna otra persona, en el mundo.
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viernes, 25 de mayo de 2012

Notas sobre la novela de Drácula



La famosa novela de Drácula, que se publicó en el mes de mayo de 1897 nos muestra una gran erudición sobre el vampirismo. El vampiro ha conseguido conquistar algo tan importante, como es la propia muerte, más que lograr la inmortalidad, puesto que va a tener que vivir, toda la eternidad, como si fuera un espectro. Algunos sostienen que el término vampiro es eslavo y es la unión del serbio “vampir” y el ruso “upir”. Hay que señalar que, en lengua rumana, no nos encontramos con ningún término que funcione para denominar un vampiro. Algunos expertos traducen el término rumano “strigoi” como vampiro, pero, en realidad, dicho vocablo se emplea para referirse a una bruja o un espectro. Algunos dicen que es “nosferatu” el término, en rumano, que se emplea para hablar de “vampiro”; pero, en realidad, proviene del griego “nosophoro”, o sea, “portador del mal”. Aegún otros, Emily Gerard se confundió al usar dos palabras, que eran populares en Transilvania, para mencionar a criaturas o espíritus malignos, lo que llevó a la creación de “nosferatu” que, en sí, no significa nada. Para ser sinceros, en la tradición europea de los vampiros, no tiene nada que ver con lo que encontramos en las tierras de Transilvania, sino con Hungría, Serbia, Moldavia o en los países eslavos. “El vampiro es conocido «en todos los lugares en que ha existido el hombre»,dice el doctor Van Helsing, un médico experto en enfermedades oscuras. «Ha seguido el rastro del berserker islandés, del huno (engendrado por eldiablo), del eslavo, del sajón, del magiar».
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La novela de Drácula (V)



Jonathan, asustando, abre la puerta y se encuentra a una hermosa joven, descansando sobre un catafalco de piedra, con los labios manchados de sangre -una constante en las novelas de vampiros-. Tras la caída de un rayo, el cadáver de la joven se levanta de su lecho y empieza a lanzar horribles gritos de dolor. El joven corre, huyendo de lo que piensa que es imposible, y cae en la nieve, mientras que la tormenta se hace cada vez más fuerte. Cuando abre los ojos, siente que un animal, que piensa que es un lobo, le está olfateando el cuello, dándole calor. Pero, huye cuando siente la presencia de un grupo de hombres, que llevan antorchas -andaban buscando al joven Jonathan, después de que el cochero advirtiera de que el joven había decidido internarse, sólo, en el bosque-. Cuando el joven inglés llega al hotel, se encuentra un telegrama de Drácula, con el que había decidido reunirse en Transilvania, donde le advierte del peligro de la nieve y de los lobos, sobretodo, por la noche.
No está muy claro quién es el verdadero autor de dicha historia. Según algunos expertos, estamos ante el principio “real” de la novela, que fue eliminado de la primera edición de la novela, ya que el editor consideraba que, con esta parte, la novela iba a ser demasiado larga. Según otros, la autoría sería de la viuda de StoKer o del propio editor...
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La novela de Drácula (IV)



En distintas ediciones, la novela va precedida de un cuento de terror, El invitado de Drácula o el huésped de Drácula. En él, nos encontramos con Jonathan Harker, que es un joven abogado inglés, que tiene que ir de viaje rumbo a Transilvania, que aún está en Múnich, dónde va a tener que tomar un tren de camino a Viena y, después, se irá a Budapest. Tiempo más tarde, dese la ciudad de Múnich, sale de paseo en un coche de caballos. Como no falta mucho para que se haga de noche, el cochero prefiere regresar ya que esa es la Noche de Walpurgis. Pero, Jonathan, como buen inglés, decide despedir al cochero y continuar el paseo a solas y a pie, por un misterioso y oscuro camino, que lo va a desviar del camino más recomendable. Siguiendo dicha senda, se va a tener que internar por un bosque tenebroso que es, cada vez, más hostil. Llega la noche y empieza a caer la nieve, mientras el joven siente una presencia maligna a su lado. Al final, acaba en un cementerio abandonado. En búsqueda de un refugio de los truenos, acaba en una capilla realizada en mármol blanco, que piensa que es segura, pero para nada. En su exterior, nos encontramos tallada, en piedra, la siguiente inscripción: Condesa Dolingen de Graz, en Estiria buscó y halló la muerte, 1801 y otra inscripción, en lengua alemana, “Denn die Toten reiten schnell”, o sea, “Porque los muertos viajan deprisa”, que es un fragmento del poema Loema, que fue escrito por Gottfried August Burger.
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miércoles, 23 de mayo de 2012

La novela de Drácula (III)



Cuando la condesa húngara Erzsébet Báthory fue descubierta, se descubrieron, en las mazmorras de su castillo, decenas de cadáveres de mujeres, que habían sido desangradas. Pero, numerosos investigadores coinciden en que esto no era más que una invención, por parte de sus enemigos, para poder justificar su ejecución y poder hacerse con todas sus posesiones. Todos y cada uno de los ayudantes de la condesa Báthory terminaron siendo decapitados. Ella sufrió la condena de tener que vivir encerrada en su cuarto, mientras recibía los alimentos por un hueco, que se había hecho en la pared, ya que la pena capital, por ley, estaba prohibida para los miembros de la nobleza. Años después, uno de sus carceleros descubrió que estaba muerta.
Otra fuente fue el extraño misterioso, que es una de las grandes referencias, para la famosa novela. Estamos hablando de una obra anónima alemana, de la que no se sabe la fecha de su edición, aunque se tradujo, al posteriori, al inglés y se editó, en el año 1860. En dicha obra, os encontramos con varios de los temas, que van a ser una constante en las obras de los vampiros, tanto en la literatura, como en el cine.
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La novela de Drácula (II)



A la hora de escribir la novela de Drácula, Stoker empleó una serie de fuentes: por ejemplo, a la hora de describir los increíbles paisajes de Rumanía, Bram Stoker se fijó en dos obras: La tierra más allá de los bosques, una novela de Emily Gerard, del año 1888; y, un Informe sobre los principados de Valaquia. Para poder conseguir datos sobre el auténtico Drácula histórico, tuvo que remitirse a los antecedentes literarios de la famosa novela de Stoler, como es el Varney el vampiro o las obras de Polidori, Theophile Gautier, Hoffmann, Charles Nodier, Sheridan Le Fanu o Samuel Coleridge. También, vemos cómo el personaje del vampiro más clásico se va a ir desarrollando, eso sí, poco a poco, hasta que se creó el nombre de Drácula, como nosotros le conocemos, como el ser que descubrimos.
Por otro lado, se dice que Bram Stoker se basó, a la hora de escribir dicha novela, en la figura de la histórica condesa Erzsébet Báthory (1560- 1614) e, incluso, nos la encontramos, como personaje, en la secuela de la novela, Drácula, el no muerto, que ha escrito su sobrino- bisnieto Dacre Stoker. Según la leyenda, que gira alrededor de la figura de la condesa, esta bebía y se bañaba en sangre, ya que creía que era el secreto de la juventud. Así, publicaba avisos de que necesitaba doncellas, para poder formar parte de su corte, a las que luego asesinaba y les quitaba la sangre.
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La novela de Drácula



Drácula es la novela de vampiros, más conocida de la historia. Gracias a su publicación, el mito del vampiro se hizo mucho más popular, de lo que era, hasta ese momento. La novela se publicó en el año 1897, por parte del escritor irlandés Bram Stoker. Sin duda, estamos ante la novela de terror que ha logrado que su protagonista se haya convertido en el vampiro humano, más convertido de la historia. Los expertos dicen que el escritor se bajó en las largas conversaciones que tenía con un erudito húngaro, que se llamaba Arminius Vámbéry y que este fue quien le hizo conocer al histórico Vlad Draculea. La novela ha sido escrita, de manera epistolar, muestra otros temas, como pueden ser el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, el colonialismo, la inmigración o el folklore. Algo curioso, es que Bram Stoker, en ningún momento, no inventó la leyenda del vampiro; pero, gracias a la influencia de la novela, logró ser inmortal, tanto en el teatro, en el cine o en la televisión. Desde que se publicó, en el año 1897 , la novela nunca llegó a descatalogarse y tuvo un gran número de ediciones. Pero, hay que señalar que, hasta el año 1983, no dejó el terreno marginal de la literatura, más sensacionalista, para llegar a ingresar entre los clásicos de la Universidad de Oxford.
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domingo, 20 de mayo de 2012

El vampiro en el folclore de Albania



Dentro del folclore albanés, se habla de la shtriga, que es un tipo de vampira, muy parecida a una estirga romana, que puede llegar a absorber la sangre o la “energía vital” de los niños, a lo largo de la noche, bajo una peculiar forma de insecto volador, lo que va a provocar enfermedades, que pueden ser graves, y , de manera eventual, la muerte. Se le suele representar como una mujer, que tiene el cabello largo y de color negro y un rostro, que está completamente desfigurado. La tradición, que trata las shtriga, pasó a las tierras de Italia, con el nombre de strega.
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El vampiro en el folclore eslavo (IV)



Con el fin de poder conjurar la amenaza de los vampiros y la enfermedad, uno de los métodos que se empleaba era que dos hermanos gemelos dirigieran una yunta de bueyes con arado y que hicieran un surco, con la misma, alrededor de dicho pueblo. Otra tradición popular dice que se debe romper un huevo y clavarse un clavo en el suelo de la casa de una persona, que ha fallecido, hace muy poco. Por otro lado, dos o tres mujeres ancianas debían internarse, por la noche, en el cementerio, tras tener lugar el funeral y clavar cinco espinas o cinco cuchillos antiguos en dicha tumba: una en el lugar donde se va a colocar el pecho del cadáver y los otros cuatro en las posiciones de los brazos y las piernas. Otros textos, por su parte, explican la costumbre de poder subir una colina, hacia atrás, con una vela que debe ir encendida y un tortura, para poder evitar a los vampiros. De manera alternativa, se podía rodear la tumba, con la ayuda de un hilo de color rojo, que sea de lana, que, tras haberse prendido, debe quemarse al completo. Si se escuchaba un ruido, a lo largo de la noche y se sospechaba que un vampiro estaba acechando, de manera furtiva, la casa de una persona, se debe gritar “Ven mañana, y te daré un poco de sal” o “Vamos, amigo, consigue algunos peces, y vuelve” para poder hacer huir al vampiro.
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El vampiro en el folclore eslavo (III)



En el folclore de los pueblos eslavos del sur, se pensaba que un vampiro debía pasar por distintas etapas, a lo largo de su desarrollo. Los primeros 40 días se consideraba que eran decisivos, a la hora de la creación de un nuevo vampiro, que comenzaba, únicamente, como una sombra invisible que, de manera gradual, se iba a fortalecer gracias a la sangre que había logrado succionar. Formaba, de esta manera, una especie de masa gelatinosa y deshuesada, que iba a evolucionar hasta llegar a la creación de un nuevo cuerpo humano, que sea casi idéntico, al de la persona había tenido, durante su vida. Esta evolución va a permitir a la criatura poder abandonar su tumba y empezar una nueva vida. El vampiro, que era, en términos generales, de sexo masculino, era, por otro lado, muy activo sexualmente y podía llegar a tener hijos, ya sea con su nueva esposa o con su viuda. Estos hijos, que recibían el nombre de dhampiros, en lengua romaní o vampirovic, en idioma serbio, podrían llegar a convertirse en vampiro, pero, por otro lado, también, tenían la habilidad de poder ver y matar a los no muertos, por lo que solían convertirse en muy eficaces cazadores de vampiros. Este mismo talento se suele atribuir a las personas, que han nacido en un sábado, que se llaman sabbatarios, en lengua búlgara, sabotnichav y, en lengua griega, sabbatianoí.
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El vampiro en el folclore eslavo (II)



En algunas de las tradiciones, que nos encontramos en esta cultura, nos encontramos que se habla de “vampiros vivientes” o “personas con dos almas”, que son una especie de brujas, que son capaces de dejar su cuerpo y de participar en actividades nocivas y vampíricas, mientras estaban durmiendo. Entre las creencias, que nos encontramos en los pueblos eslavos, más orientales, nos encontramos, entre los habitantes de las zonas del norte (o sea, la mayor parte de Rusia), los “no muertos”, aunque nos encontramos con muchas de las características propias de los vampiros, que nos encontramos en otros pueblos eslavos, no beben sangre y su nombre no va a derivar de la raíz común eslava para “vampiro”. Por otro parte, tenemos las leyendas ucranianas y bielorrusas, que son mucho más convencionales. En las tierras de Ucrania, los vampiros no son descritos como si fueran muertos, sino como seres malvado, incluso, mucho tiempo antes de su muerte. En el folclore de Ucrania, por otro lado, se describe a los vampiros como personas que tenían el rostro de color rojo y con pequeñas colas. A lo largo de las numerosas epidemias de cólera, que tuvieron lugar durante el siglo XIX, existieron casos de personas, que fueron quemadas vivas, por sus propios vecinos, ya que fueron acusados de ser, en realidad, vampiros.
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El vampiro en el folclore eslavo



Algunas de las causas más populares del vampirismo, dentro del folclore eslavo, están basados en la figura de un mago, que tenía un comportamiento inmoral que, tras haber sufrido una muerte “antinatural” o prematura, como puede ser el suicidio, morir excomulgado, se enterrado sin los ritos que se recomiendan, en estos casos, haber llegado a saltar un animal o haber volado un ave sobre su cuerpo o su sepulcro, que está vacío, e, incluso, por haber nacido con el saco amniótico cubriéndole la zona de la cabeza, con dientes, con cola, o haber sido concebido, a lo largo de unos determinados días, por todo ello, se va a convertir en un vampiro. Así, relacionado con el mundo de los vampiros, nos encontramos con la figura del liderc, que es una palabra húngara, que se emplea para poder referirse a los espíritus nocturnos, que se manifiestan en los fuegos fatuos que, o bien van a provocar pesadillas, o bien seducían a otros hombres, para poder después devorarlos. En la zona sur de Rusia, se piensa que las personas que las personas que hablaban, consigo mismas, corrían un gran riesgo de poder convertirse en vampiros, que se conocen, de manera tradicional, como wurdulac y que van a atacar, de manera principal, a su propia familia. Los vampiros eslavos, de manera curiosa, tenían la capacidad de poder convertirse en mariposas, ya que, en la tradición popular, esto simbolizaba que el alma estaba separada del cuerpo, con las mismas.
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El chonchón (IV)



En el peor de los casos, el Chonchón va a entrar en la habitación del enfermo, donde va a luchar con el espíritu del enfermo, para que este no pueda llegar a protegerse; y, de esta manera, el Chonchón va a poder chupar su sangre, muy tranquilo; lo que, al poco tiempo, podría significar la muerte de enfermo, si no se llega a actuar con rapidez. Es por esta razón que, cuando los campesinos escuchan los gritos persistentes de tué, tué, implica que el odiado Chonchón ha salido a anunciar, que se podría producir producir una futura muerte, de alguien que puede ser alguien querido.
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El chonchón (III)



En el caso de los brujos o de las brujas, en el momento en que inician el vuelos, van a recitar la siguiente frase Sin Dios ni Santa María, con lo cual el diablo les va a dar más poderes, para poder, de esta manera, lograr dicha transformación; pero, si por error, pronunciaran otras palabras, van a sufrir una gran caída. Cuando se transforma el Calcu, deja su cuerpo en su propia casa, debe recordar, en todo momento, que es necesario tener otro mágico ungüento, para poder volver a su forma humana. Si se llegara a perder, ocultara o destruirá dicho ungüento, el Chonchón va a volar en picado, hacia el suelo, para poder matarse, ya que no va a poder soportar el destino de quedar transformado, para siempre, en un Chonchón; y, en el suelo, sólo nos va a quedar el cadáver de una lechuza o un búho. La transformación a Chonchón, va a ser durante la noche, aunque su presencia va a venir delatada por su temido grito, que siempre es fatídico, el grito del “tué, tué”. La principal idea de la transformación en Chonchón será par apode lograr más agilidad, en el momento de moverse. A través de dicha forma, se va a dirigir hacia las reuniones, que va a realizar dichos tipos de calcu o brujos o brujas. De igual manera, como Chonchón va a recorrer los lugares donde van a desear hacer daño o alguna enfermedad, revoloteando en los alrededores de la casa.
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El chonchón (II)



A posteriori, dicha leyenda es asimilada por parte de la tradición de la colonia de Chile y de algunas zonas determinadas de Argentina, la transformación que realiza el Chonchón estaría asociado al poder que tienen los brujos y las brujas, cuando hacen el pacto de servir al diablo. Dice la leyenda que el Chonchón es una presencia maligna y muy temida, en determinadas zonas de Chile y buena parte de Argentina. El miedo a dicha criatura se debe a que ésta sería, en realidad, un Calcu (o sea, un mapuche que practica el mal, con la ayuda de los espíritus), o una bruja o un brujo poderoso, que sabe el secreto de los Calcu, sobre el misterioso poder de volar, eso sí, transformado en el temido Chonchón. El Calcu o brujo -o bruja- va a realizar la transformación en Chonchón, gracias a untándose un ungüento, o crema, que era mágico, en la zona de la garganta. Gracias a este mágico ungüento haría que se le puede desprender la cabeza del resto del cuerpo, logrando adquirir un plumaje, unas garras muy afiladas y con grandes orejas, que se van a transformar en alas, para poder volar; y si lo desea y tiene mucho poder, incluso, podría llegar a realizar una transformación, que sería completa, para poder adquirir la forma de una especie de búho o lechuza. De esta manera, podría dejar el cuerpo en su casa y podría llegar a realizar sus acciones malignas, de una manera mucho más fácil.
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El chonchón



El Chonchón es una figura, que pertenece a la mitología mapuche. Se conoce como el chonchón, chon- chon, chuncho, quilquil o Tué- tué. Después, a posteriori, fue asimilado por parte de la mitología china y algunas regiones de Argentina. Se piensa que está relacionado o que podría estar basado en alguna especie de lechuza o búho. Otras versiones, incluso, lo relacionan con el mito del queltehue. De igual manera, se piensa que, lo más probable, este relacionado o influenciado, en el origen de otros mitos de aves fantásticas, que formaban parte de la mitología chilota, como podía ser el Coo y el Raiquén y, lo más posible, de otras aves de la mitología de Chile; que, según dicen las tradiciones, son vistas como una especie de “ave agorera” (o sea, una “ave de mala suerte”). El Chonchón se suele describir como una extraña ave de plumas, que son de color gris ceniciento, que está formada a partir de una cabeza humana, que es horrible; de la que nacen unas garras muy afiladas y unas grandes orejas, que va a usar para poder volar, como si fueran unas grotescas alas. Esta criatura es fácil de reconocer, ya que emite un fatídico grito que sonaría como “tué, tué”. Su origen está en la cultura Mapuche, donde la leyenda se refería al Chonchón como si fuera la transformación que realizaría el Calcu; este realiza el mal, con la ayuda de los espíritus wekufe.
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viernes, 18 de mayo de 2012

El vampiro en la tradición rumana


Dentro del folclore rumano, los vampiros podían ser, tanto moroi (término que proviene de una palabra eslava, mare o mara, que se refiere a los espíritus que eran los causantes de las “pesadillas”), como strigoi, que se refiere, este último ha si está vivo o muerto. Los strigoi vivos eran brujas, que podrían vivir con dos corazones o dos almas, a ves ambos, con la capacidad de poder enviar sus almas por la noche, para poder reunirse con otros strigoi y podían consumir la sangre de animales y vecinos. Por otro lado, los strigoi, que estaban muertos, eran cadáveres, que eran reanimados, que succionaban la sangre de sus víctimas y atacaban a sus antiguos familiares. Los strigoi se van a convertir en no muertos, tras haber muerto, pero, también, nos encontramos que hay otras maneras por las que una persona, normal, podría convertirse en vampiro. Por ejemplo, niños que nacieran con el saco amniótico cubriéndoles la cabeza, un pezón de más, cola o con una gran cantidad de pelo, en estos casos, estaban condenados a convertirse en vampiros. Este destino, igualmente, se va a aplicar al séptimo hijo de cualquier tipo de familia, si todos los hermanos anteriores tenían el mismo sexo, así como alguien nacido muy pronto o alguien cuya madre se había cruzado con un gato negro.
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El vampiro en la tradición griega



Dentro del folclore griego, nos encontramos que el vampirismo podía aparecer a través de distintos medios, por ejemplo, al ser excomulgado, al profanar una determinada fiesta religiosa, tras haber llevado a cabo un gran crimen o al morir en soledad. Otras causas, que podrían llevar a que un hombre se convirtiese en un vampiro, puede ser que un gato saltase sobre la tumba, que comiese carne de una oveja, que había muerto por el ataque de un lobo o ser maldecido. Se pensaba que los vrylokakas no se podrían distinguir de las personas vivas, lo que ha dado lugar a numerosos cuentos populares, sobre dicho tema. Las cruces y el antidoron (que era una especie de pan bendito) de la Iglesia Ortodoxa Griega eran remedios muy exitosos, para poder protegerse. Por dicha razón, para poder evitar que los vampiros pudieran surgir de los muertos, sus corazones eran traspasados con clavos, que eran de hierro, mientras, todavía, estaban en sus tumbas o sus cuerpos eran quemados y las cenizas eran esparcidas. Ya que la Iglesia Ortodoxa Griega estaba en contra de la quema de personas, que hubieran recibido el crisma, durante el rito del bautismo, la cremación era vista como el último recurso.
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Los vampiros en la tradición griega



De una manera muy distinta, a la de sus precursores, más antiguos, el vampiro griego moderno, que es llamado vrylolakas o, también, katakhanades, sobre todo, en la isla de Creta, de los que van a derivar los varcolac rumanos, eran seres que volvían de la misma muerte, para poder vengarse de los miembros de su familia, a los que llegaban a devorar vivos. Las creencias, que giran alrededor de los vampiros, que poseen muchas características en común con los vampiros más tradicionales, una idea que ha persistido a lo largo de la historia de los griegos y llegaron a estar muy extendidos, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, época en la que proliferaron muchas prácticas, tanto para poder prevenir, como para poder combatir el vampirismo. Los fallecidos, en muchas ocasiones, eran exhumados de sus propias tumbas, cuando ya habían pasado tres años de su muerte y los restos eran colocados en una caja, de la mano de sus propios familiares. A posteriori, se tenía que verter vino sobre ellos, mientras un sacerdote de la religión ortodoxa leía unos pasajes de las Santas Escrituras. Pero, si el cuerpo no se había llegado a degradar, en un grado suficiente, el cadáver era considerado un vrykolakas.
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Los vampiros en la tradición búlgara



Los vampiros, en la tradición búlgara presentan, dentro de las leyendas que se conservan, una serie de características físicas, que son propias: no poseen sombra ni huesos y no son muertos vivientes, sino que estamos ante almas, que están luchando contra la muerte. Para que un alma pase a ser vampiro, deben pasar nueve días tras la muerte del huésped y otro período, que va a durar unos 40 días, durante los que el vampiro es casi inofensivo, ya que su presencia se reduce a turbar la tranquilidad de sus vecinos, a través de sus gritos y temblores. Cuando este tiempo pasa, se convierte en una criatura con mucho poder y muy mala, por lo que los familiares que puedan sospechar, que un cadáver se va a convertir en un vampiro, deberían contratar a una bruja o a un hechicero, para poder matarlo, antes de que acabe convirtiéndose, completamente, y no después de la transformación. Según dice la leyenda, se podía llegar a engañar al espíritu y encerrarle en una botella, que después había que incinerar.
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viernes, 11 de mayo de 2012

El vampiro y la literatura, a lo largo del siglo XX



Tras la publicación de “Drácula”, que fue un rotundo éxito en las librerías, que no tardó en dar el salto al cine o al teatro, la figura del vampiro pasó a ser un elemento de referencia, dentro de la literatura del terror, sobre todo, a causa de la difusión popular, que se vivió en el teatro y en el cine, sobrepasando el género de terror y llegando al género de la ciencia- ficción, la fantasía... Es casi imposible hacer un repaso, más o menos, completo de los muchos relatos, novelas y cuentos sobre vampiros, que fueron surgiendo a lo largo del siglo XX, ya se siendo la figura relevante o, simplemente, como un elemento secundario dentro de la trama, aunque si se pueden destacar algunas obras o figuras, que son de gran importancia, dentro de la literatura: una de las primeras conexiones que se hizo con la figura del vampiro y la ciencia- ficción fue en El prisionero del planeta Marte (1908) y su secuela La guerra de los vampiros (1909), ambos obra del autor Gustave Le Rouge, done se describe una raza de marcianos humanoides, que poseen alas de murciélagos y que se alimentan de sangre. También, Howard Phillips Lovecraft empleó el vampirismo en uno de sus relatos, para poder describir algunas delas criaturas de sus mundos particulares como parte de los rituales de magia póstuma en El caso de Charles Dexter Ward y en La Tumba. En el año 1926, Lovecraft publicó el relato El intruso, en el que un vampiro es, al mismo tiempo, personaje y narrador.
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La importancia de la edición de Drácula (II)



Drácula, por ejemplo, no es un noble de Valaquia, sino szekler, y su castillo se levantó en el Paso del Borgo en Transilvania, y no en la zona de Curtea de Arghes, en la provincia de Valaquia, donde Vlad Draculea llegó a gobernar. Stoker decidió introducir muchas referencias folclóricas, como podían ser el horario de la noche, la tierra que había sido profanada y, también, decidió aportar diversos elementos que, en realidad, eran de su cosecha, que están relacionados con la idea de que el vampiro y los murciélagos bebedores de sangre, que existen en Sudamérica, tenían muchos puntos en común. También, Stoker se inspiró en otras obras de vampiros, que se habían publicado antes, como Carmilla, en distintos mitos y leyendas, que se divulgaban por el continente europeo, en su zona oriental, como la existencia del personaje histórico del voivoda de Valaquia. Siguiendo la estera de Le Fanu, también, apostó por crear seductoras mujeres vampiro, como es el caso de Lucy Westenra. Y, no podemos dejar pasar una de las grandes aportaciones, al género, que tuvo esta novela: el cazador y experto en vampiros, Abraham Van Helsing, que junto al propio conde Drácula, pasó a ser un arquetipo de personajes, a lo largo de todo el género, con características parecidas.
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La importancia de la edición de Drácula



En 1897 se publica Drácula, la obra del escritor irlandés Bram Stoker, que es considerada la obra cumbre de toda la literatura de vampiros, reuniendo, en una misma historia, todos los elementos que se encuentran en los libros de vampiros, que se publicaron a lo largo de todo el siglo XIX, formando un conjunto coherente y formando una unidad. En la susodicha novela, el vampirismo es visto como una enfermedad sobrenatural, (o sea, una especie de posesión demoníaca, que se contagia), con muchas insinuaciones eróticas, sangre, muerte y un estilo que nos dirige al estilo victoriano, donde las enfermedades, como la tuberculosis y la sífilis eran ya conocidas y la gente las temía. Una década antes, en el año 1888, Jack el destripador y sus asesinatos de mujeres, que ejercían la prostitución, habían creado que la sociedad estuviera proclive a los relatos, donde la sangre era la protagonista. El nombre del Conde Drácula (en un primer momento, Stoker había pensado en llamarle Conde Wampyr o Conde de Ville, pero, como eran nombres muy obvios, el escritor decidió cambiarlos), fue inspirado por un personaje que existió, realmente, y que pasó a la historia, Vlad III Draculea, que también era conocido como Vlad (El Empalador), un importante voivoda valaco, que vivió durante el siglo XV. Pero, a pesar de lo que se pensaba, en un primer momento, entre el personaje creado por Bram Stoker, y el personaje real, nos encontramos con diferencias, que son bastante importantes.
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Vampiro y literatura (XVIII)



En Carmilla, el tono erótico posee una carga sexual, que se describe de una manera muy sutil, donde nos muestra que la no muerta está encadenada a una pasión prohibida, de la misma manera que está prohibido el deseo hacia la sangre. El relato, además de estar ambientado como si fuera un testimonio personal, que ha vivido el protagonista, tiene varios elementos que provienen del folclore más popular, como son los amuletos contra los vampiros, el horario de la noche o la estaca, que se usa para terminar con su existencia. Un punto nuevo, que se ha introducido en el relato y que, en algunos casos, será usado en el género del cine, es que Carmilla está obligada a usar su nombre, con todas y cada una de sus letras, aunque tenga que cambiarlo, para poder ocultar su verdadera identidad. Así, nos encontramos que se hace llamar Carmilla, Millarca o Mircalla, según le convenga.
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Vampiro y literatura (XVII)



Pero, sin duda, los elementos más decisivos y que llevaron a que el mito del vampiro obtuviera la fama, que tiene en la actualidad, provienen de las obras de los escritores irlandeses. El primer autor que apostó por este género fue Charles Maturin, que llegó a publicar Melmoth el errabundo, en el año 1820, una obra donde descubrimos grandes influencias de Byron o de Goethe. Melmoth no es un vampiro, visto desde un punto de vita tradicional, sino más bien, un hombre inmortal, que vive angustiado por la carga del paso de los años, y que está inspirado, sin duda, en la figura de la leyenda del Judío Errante. También, entre los autores irlandeses, debemos destacar a Joseph Sheridan Le Fanu, un autor especializado en los relatos sobrenaturales y, sobre todo, se hizo famoso por su novela Carmilla, que apareció en una revista londinense, entre los año 1871- 1872, un relato que sigue estando cargando de fascinación, con una gran carga erótica lésbica y que provocaría que, durante el siglo XX, se adaptara, en varias ocasiones, a la gran pantalla, convirtiéndose en uno de los relatos más conocidos e importantes, dentro del género de los vampiros. Hay que señalar que el relato de “Carmilla” está ambientado en la sociedad que caracterizó al ducado de Estiria, donde se plasma la experiencia de una joven aristócrata, que es seducida, poco a poco, por una mujer vampiro, que bebe, muy lentamente, de la sangre de sus víctimas, hasta llegar a matarlas.
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Vampiro y literatura (XVI)



Al hablar del mito del vampiro en la literatura, no podemos dejar de mencionar la literatura que se ha creado en Europa Oriental, ya que el mito del vampiro es tratado por distintos autores, dentro del contexto de la recuperación folclórica, que venía producida a causa de la efervescencia nacionalista, que tuvo lugar a lo largo del siglo XIX, aunque dichos relatos literarios, en muy pocas ocasiones, llegaron a transcender de sus fronteras. Dentro de este tipo de literatura, hay que mencionar al escritor serbio Milovan Glisic. En el año 1835, el autor ruso Nikólai Gógol publica su obra El Viyi, tomando diversos elementos del folclore, que caracterizaba a su país, eso sí, presentado, como causa de dicha superstición, la ignorancia y la pobreza de su pueblo. El relato de Alekséi Konstantínovich Tolstói, Upiros, que fue datado en el año 1841, era una farsa muy cruel y apocalíptica, que trataba la aristocracia, que existía en Rusia, cuyos miembros, descritos como decrépitos, viven de baile en baile, celebran orgías criminales, en medio de la soledad de sus castillos y se alimentan de la sangre de sus propios hijos. También, llegó a escribir La familia del vurdalak, donde nos encontramos con rasgos del relato de terror, más típico, no puede dejarse de lado, con ciertos elementos más paródicos.
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Vampiro y literatura (XV)



En el romanticismo alemán, por otro lado, también nos encontramos con la figura del vampiro, que viene representado en el famoso relato de E.T.A. Hoffmann, que se titula Vampirismo (1819), que se incluyo en una antología y Deja a los muertos en paz (1823) de Ernst Salomo Raupach. Ludwig Ritter, también, tiene su propia obra, El vampiro o La novia muerta, que está basado en la adaptación de Charles Nodier de El vampiro de Polidori. En el año 1884, Karl Heinrich Ulrichs escribe su obra, Manor, en la que, por primera vez, el vampirismo se crea como una metáfora, de manera directa, de la homosexualidad masculina, por primera vez en la literatura.
La idea de la mujer amanta muerta se extiende, por otro lado, por los Estados unidos, a lo largo del siglo XIX. El relato más antiguo, que se conoce, es Berenice de Edgar Allan Poe (escrito en el año 1835). En El Misterio de Ken (1883) Julian Hawthorne va a trasladar la leyenda del vampiro, a las tierras de Irlanda, eso sí, asociándolo con el mito de La Llorona, una leyenda muy conocida en México y en la zona sur de los Estados Unidos. Francis Marion Crawford usa el tema de la novia muerta en Italia, ya que vincula al vampiro con la idea de una sustancia, que es maldita, sin contornos y que no se puede apreciar. Vamos, que hay vampiros para todos los gustos y colores, a lo largo de la literatura.
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jueves, 10 de mayo de 2012

Vampiro y literatura (XIV)



En el año 1865, Paul Féval llega a publicar La vampira, que está basada en un relato escrito por el barón de Lamothe- Langhon, que fue publicada antes, en el año 1825. En la novela escrita por Féval, se van a mezclar hechos, que sucedieron en la historia, con las aventuras de una extraña dama, que logra desdoblarse, para poder disimular que es una vampira. Féval sigue tratando el tema en diversos relatos como El Caballero Tenebroso (1860), La ciudad de los vampiros (1867). Y, no podemos olvidarnos de Guy de Maupassant, que escribió, en el año 1876, El Horla, cuya trama se ambienta con la presentación de un historial clínico, que en la ciencia psiquiátrica, que en el siglo XIX estaba empezando, empieza a ser visto como un síntoma de una clase de perturbación mental. Marie Nizet, en su obra “El capitán vampiro”, nos muestra a un oficial ruso, que se llama Boris Liaotukine, que era un vampiro.
Como vemos, el género del vampiro no es nada nuevo e, incluso, en otras épocas de la historia, se ha escrito mucho más, sobre los vampiros, de lo que nos podemos encontrar, hoy en día, en las librerías.
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Vampiro y literatura (XIII)



Charles Nodier había vivido, durante una etapa de su vida, en Liubliana, que era la capital de las Provincias Ilíricas (que, hoy en día, es Eslovenia), donde había logrado conocer varias leyendas de las tierras eslavas. Cuando volvió a París, tras la caída del histórico Napoleón Bonaparte, decidió ocuparse a la difusión de las mismas, gracias a un pequeño volumen, que tituló “Infernaliana”, en el año 1822. Y, es que la moda de los vampiros, en tierras francesas, debe mucho a la Disertación, que realizó el abad Calmet, un ensayo que trataba los rumores, sobre los vampiros y los muertos vivientes, de Europa Central y Oriental, que se publicó en el año 1746. Prosper Mérimée, en el año 1827, llega a publicar La Guzla, un volumen donde recopila múltiples leyendas, con un capítulo especial sobre el vampirismo. Théophile Gautier logra describir en La muerta enamorada (1836), a la mujer vampiro viéndola como una mujer fatal, un elemento que se repite en varios poemas y escritos, a posteriori. Otro autor, que decidió unir a la moda, que existía en Europa, sobre este género literario, es Alexandre Dumas padre, que apuesta por él, en el célebre estreno del Vampiro de Nodier y Carmouce en el Théâtre de la Porte Saint- Martin, en el año 1820. Dumas padre, en el año 1849, llegó a publicar La dama pálida, donde llega a describir un castillo, que se encuentra en los montes Cárpatos, donde vivía un vampiro, en medio de una historia novelesca, que, en distintas reimpresiones, fue perdiendo fragmentos.
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Vampiro y literatura (XII)



Otra obra, que debemos mencionar, es La buena Lady Ducayne, de Mary Elizabeth Braddon (1896), donde se asocia al género de los vampiros, con la técnica de las transfusiones de sangre.
A la hora de hablar de la literatura, no podemos dejar de mencionar a Charles Nodier, que es uno de los precursores del romanticismo y que se encargó de traducir al francés el relato de Polidori, escribió una secuela, que no estaba autorizada, de la historia titulada Lord Ruthwen ou les Vampires (Lord Ruthven o Los vampiros) (1820), que es un melodrama teatral, que escribió, eso sí, bajo el seudónimo de Cyprien Bérard. Dicha versión logró ser muy popular, en gran parte del continente de Europa, y logró convertir al vampiro en la figura del famoso Lord Ruthven, en distintos personajes de comedias, óperas, ballets y en otras clases de espectáculos, como pudo ser el Polichinela vampiro, que fue estrenado en el Circus Moris, en el año 1822; que está relacionado con el auge paralelo, en el continente, del vaudeville, dentro del período posterior a la Restauración, en la etapa post- napoleónica. Otro que se encargaría de adaptar a la lengua inglesa, dicha obra, fue James Planché, como fue El vampiro o la Novia de las Islas (1820), que está ambientada en Escocia o en la ópera alemana Der Wampyr, del famoso compositor Heinrich Marschner, que situó la historia, en las tierras de Valaquia.
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Vampiro y literatura (XI)




Incluso, la propia vida decadente que llevó Byron se convirtió en un modelo del protagonista no muerto, Lord Ruthiven, que muestra los rasgos de lo que es el vampiro romántico: un atractivo aristócrata, muy astuto y que posee un especial encanto maligno, una criatura de piel pálida y con hábitos nocturnos. En contraste, el vampiro folclórico popular era un ser horrible, que estaba hinchado de sangre y no era nada atractivo. Se piensa que Polidori habría tomado el nombre de Lord Ruthven de la novela Glenarvon, escrita por Lady Carolina Lamb, Pero, la moda de los vampiros no inicia su extensión, por Inglaterra, hasta unas décadas después de tener éxito y una gran difusión la obra de Charles Nodier. Entre las diversas publicaciones populares, hay que destacar el penny dreadful, o folletín por entregas de Varney el Vampiro o El festín de Sangre (1845), obra del que se sigue discutiendo quién fue su autor, que a lo largo de dos años prolongó sus aventuras, llenas de sangre, a lo largo de 109 entregas, semana tras semana y un total de 220 capítulos. El protagonista es un vampiro, Sir Francis Varney, que se convierte en el primer vampiro literario que es capaz de adoptar la escena clásica de entrar por una ventana, para poder beber la sangre de una joven, que está dormida. A lo largo del siglo XIX, los escritores de Inglaterra continuaron contribuyendo a completar el género con obras como LA verdadera historia de un vampiro (1894), donde el conde Eric Stenbock se encarga de parodiar a la famosa Carmilla.
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Vampiro y literatura (X)



Eso sí, la mayor contribución de Byron, dentro de la historia del género de los vampiros, tuvo mucho que ver con su obra literaria, que con la idea de la dramatización de su vida. Una noche de verano, del año 1816, mientras estaba pasando una temporada en Villa Diodati, muy cerca del largo Ginebra, acompañado por Percy B. Shelley, Claire Clairmont, Mary Godwin y, sobre todo, John William Polidori, su biógrafo, secretario y su médico privado, Byron llegó a desafiar a los presentes, a que escribieran historias de fantasmas. Gracias a este juego, que había sido espontaneo y sin orden, Byron terminó por convertirse, gracias a una serie de equívocos y desplazamientos, al mismo tiempo, un autor apócrifo y el protagonista, más importante, del primer cuento de vampiros, dentro de la literatura de Europa. La historia de Byron, que no logró terminar, era un misterioso relato sobre el extraño destino de un aristócrata, que se llama Augustus Darvell, durante su viaje por Oriente. John William Polidori decidió tomar este relato de Byron, lo extendió y logró completarlo, formando la base de la obra “El Vampiro” (1819)
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Vampiro y literatura (IX)



En Thalaba el Destructor, de Robert Southey, en un resplandor de azufre ve como se levanta la difunda de su sarcófago, con una descripción bastante característica, como fue con: las mejillas lívidas, los labios azules y un terrible brillo en la mirada. Aunque tiene un anillo mágico, que le va a dar poderes sobre los muertos, Thalaba está a punto de caer en su hechizo, cuando el padre de la joven logra atravesar el “cadáver del vampiro” con la ayuda de una lanza. Según dice el propio Southey en su edición anotada, de su famoso poema, la escena está inspirada en “Viaje al Levante” de Tournefort y en el conocido caso del vampiro Arnold Paole, que se referido por el abate Calmet.
Pero, la idea del vampiro, en la literatura, llegaría hasta el siglo XIX, ya que, durante el cambio de siglo, se siguen publicando baladas, del estilo gótico, donde se usaba la figura del vampiro. Lord Byron, en su famoso poema, “El Giaour, fragmento de un cuento turco (1813)”, se trata al vampiro como una figura trágica, que está condenado a beber sangre y a destruir la vida de las personas que quiere. Es posible que estuviera basado en un poema, que había sido publicado, antes, por Robert Southey:
“But first, on earth as vampire sent, / Thy corse shall from its tomb be rent: /Then ghastly haunt thy native place, / and suck the blood of all thy race;/
There from my daughter, sister, wife,/ At midnight drain the stream of life; / Yet loathe the banquet which perforce/ must feed thy livid living corse;/ Thy victims ere they yet expire/ Shall know the demon for their sire, / as cursing thee, thou cursing them, / thy flowers are withered on the stem.
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Vampiro y literatura (VIII)



Cuando Christabel salió al mercado, surgieron una serie de dudas, en los medios especializados en la literatura, como son: ¿De qué trata la novela? ¿Cuál es la idea que quiere dar el escritor? ¿Lady Geraldine es un vampiro o una hechicera? ¿Puede ser un hombre, en realidad? ¿Qué es eso: ella, él o eso? La trama, donde nos encontramos con sugerencias del lesbianismo y del incesto dejó, ante todo, una gran y profunda huella en la literatura inglesa, del siglo XIX, como se pudo ver en “Camilla” de Joseph Sheridan Le Fanu. La gran influencia de Coleridge sobre la narrativa de vampiros, se hizo sentir, también, en la famosa “Rima del viejo marinero”, que estaba incluida en el libro Baladas líricas, que fue editado junto a William Wordsworth y Robert Southey, de la que se ha llegado a decir que Bram Stoker se llegó a inspirar, para contar el viaje en barco que realizó Drácula, desde Turquía hasta llegar a la costra de Inglaterra.
También, hay que mencionar a Robert Southey, que compuso su increíble y monumental poema épico Thalaba el Destructor, a posteriori del Coleridge (1797- 1800), lo llegó a publicar antes. Oneiza, la amada de Thalaba, el protagonista, estaba muerta, se convierte en una vampira, aunque, dentro de la trama de la historia, es un tema secundario. Southey llega a contar cómo el héroe llega a entrar en la bóveda de su esposa Oneiza, a lo largo de una medianoche de tormenta, mientras iba acompañado de su suegro.
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Vampiro y literatura (VII)



Christabel es un poema, del año 1797, es la primera mención a los vampiros, que se realiza en la literatura inglesa y trata la historia, fuera de lo normal y de las leyes de la naturaleza, de una joven que vive en un castillo gótico, en compañía de su progenitor, que echa de menos a su esposa, que ha fallecido. Una noche, en medio del bosque, Christabel conoce a Geraldine, una bella hechicera, que la convence para que la deje dormir en su alcoba. La joven siente una gran atracción por la extraña y, mientras están compartiendo el lecho, tiene un sueño, en el que puede ver como es vampirizada, al pie de un viejo roble, por una mujer que tiene ojos de serpiente. Por la mañana, su padre reconoce a Geraldine, ya que en su rostro cree encontrar en el de la hija perdida de un viejo amigo y se enamora perdidamente de ella. Christabel, que siente celos por una relación de amor, que la excluye, le pide a su padre que eche a la que considera una “intrusa”, pero no lo logra y acaba siendo despreciada, por su propio padre. Coleridge decidió publicar, en el año 1816, sin haber llegado a terminar la historia. Hay que mencionar que las reseñas de los periódicos, de su época, fueron, en la mayor parte de los casos, fueron negativas y apuntaron, ante todo, a la ambigua esencia de Christabel, que no se parecía a ninguna otra herína, que se conoció en la literatura de Gran Bretaña.
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Vampiro y literatura (VI)



Algunos expertos mantienen la idea, de forma errónea, que Goethe pudo encontrar inspiración en la historia de Menipo Licio y la Empusa, que era referida por Filóstrato, en el libro cuarto de su “Vida de Apolonio de Tiana”, que es una obra escrita en el s. II d.C. Según ha dicho Filóstrato, un filósofo muy joven, cuando iba de Cencreas a Corinto, se encontró, por el camino, con el espectro de una preciosa mujer fenicia. La dama le invitó a su casa y le prometió que si se queda a vivir con ella, le daría de beber el mejor vino, cantaría y bailaría para él y ningún mortal les iba a molestar, jamás. El joven decide aceptar la idea y, después de disfrutar de los encantos de la mujer, decide que es el momento de casarse con ella. A la boda va, entre otros invitados, Apolonio, que se da cuenta que la novia es lo que se conoce como Empusa y que todos sus adornos, como el oro de Tántalo que es mencionado por Homero, es sólo una ilusión; la desenmascara, la Empusa llora y quiere que Apolonio se quede callado, pero él no se deja “comer la cabeza” y sigue nombrándola, hasta que sus vestidos, su cuerpo y su propia casa, con todo lo que hay dentro, desaparecen en el momento.
Otro autor fue Lenore de Bürger, que disfrutó de una gran fama en Gran Bretaña, llegando a contar con siete traducciones -una de ellas de la mano de Walter Scott- y llegó a inspirar a Samuel Taylor Coleridge par su famosa Christabel.
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