martes, 28 de septiembre de 2010

Los necrófagos



Eran seres que se alimentaban de los cadáveres de los humanos que, normalmente, matan a sus víctimas, que no saben que están frente a un necrófago, por que estos suelen ir cambiando de forma. Encontramos necrófagos en muchas leyendas de Europa y Medio Oriente. Aunque los necrófagos tienen una gran importancia en el folclore de Occidente, hay que decir que antes aparecieron en el mundo islámico, que los consideraba un grupo de espíritus malignos, que solían vivir en los desiertos; pero, igualmente, en las cuevas, “andaban” por los bosques y vigilaban los lugares donde habían muerto personas, hace poco. En el Norte de África provocaban pavor, por su característica de ser caníbales y su gusto por saquear las sagradas tumbas. También, en la India y en Oriente Medio daban mucho miedo. Aunque, luego, consumen sólo cuerpos ya muertos, sienten mucho más placer cuando, en realidad, matan a alguien vivo. También, hay distintas tradiciones en el campo de las formas en las que se trasforma. Pueden tener forma de cebolla, buey, camello o avestruz, que sólo tiene un ojo. Pero, su forma real da igual, por que los necrófagos se trasforman, una y otra vez, y siempre buscan formas que pueden atraer la atención de los hombres. A veces, lo encontramos con la figura de un viajero que está solo, y que convence a otros hombres.
En ocasiones, los encontramos con la figura de un viajero que viaja solo, y que convence a otros hombres, para ir por un atajo, en ir hacia el desierto, donde pueda acabar con su vida sin problemas y juega, con ello. Un truco que se repite, en casi todas las tradiciones, es que el necrófago adopte forma de una mujer de gran belleza -por la que cualquier hombre se fijaría en ella-. El único rasgo que no pueden transformar son sus pies -da igual la forma en la que aparezca, siempre tendrán pezuñas de cabras, cuello o asno-. Pero, cuando sus víctimas se dan cuenta de ello, ya es muy tarde para escapar.

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