miércoles, 15 de septiembre de 2010

La universidad del mito del vampiro



La figura del vampiro, como ser nocturno, forma parte de muchos arquetipos universales que se relacionan con la muerte. Jung, por ejemplo, nunca lo trato en sus obras; pero, lo consideraba parte constituyente del inconciente colectivo. Las criaturas que consumen sangre son espectros nocturnos, incubus, aparecidos, nigromantes, no muertos y hombres lobos, que aparecían como surgidos de la noche, de la oscuridad del mundo primitivo. Y, que, hoy en día, se convirtió en todo un recuerdo. Se considera que el vampiro es la criatura más universal.

Como decían Dieter Starm y Klaus Vol Ker, en Von derer Vampires und Mescherousaugern: “lo más inquietante de todos los monstruos nocturnos, y del más allá, que nos acometen desde las pesadillas y la utopía de la humanidad, en último extremo, es su analogía. Ningún pueblo de la Tierra que aprende a dominar y a servirse de la naturaleza, regresó a ella solo como doncella, sino también como una figura aterradora. No hay ningún pueblo en la Tierra que no haya soportado sus gorgorías, hombres lobos, hules y muertos vivientes. Cuán difícil, cuán espiritual y cuán general puede ser, respectivamente, el concepto divino, mientras, por el contrario, los fantasmas de las esferas más bajas que aúllan en los bosques jamás hallados, que salen de las tumbas o que se encorvan sobre el durmiente, han sido siempre de una claridad poética descriptible”. Se considera que, para entender estas ideas, hay que recordar el mundo de la caza y del miedo a la oscuridad en las sociedades neolíticas. En la mitología, nos encontramos con distintos tipos de vampiros; pero, todos con algo en común: un ser que vuelve a la vida para alimentarse del elixir de la vida, la propia sangre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario