Estas
primeras baladas suelen tener una temática amorosa y nos encontramos
con personas que regresan de la tumba, para poder visitar a sus seres
queridos y provocarles la ruina, de una manera u otra. No nos
encontramos con un “contagio” vampírico como una magia póstuma,
sino que viene producida por unas maldiciones o juramentos, que no se
llegaron a cumplir, los que han provocado la aparición de los no
muertos. En cierta manera, se trata de una gran influencia por parte
de “la Danza de la Muerte” medieval, en la que vienen a buscar a
personas vivas, sin tener en cuenta, ni su situación, ni su posición
en la sociedad, de la época. Después, aparece Gottfried August
Burger, el creador de la famosa “balada artística” alemana, que
es uno de los ejemplos más importantes y relevantes del movimiento
conocido como Sturm and Drang, quien va a realizar el primer
tratamiento literario sobre la superstición del vampirismo. En
Lenore, el poeta que se publicó en el año 1773, trata la historia
de una joven que, al terminar la Guerra de los Siete Años, se
angustia al no tener noticias de su amado y en su desesperación,
toma la decisión de renegar de la Providencia. En plena medianoche,
su puerta es golpeada por un caballero. Lenore desciende y reconoce a
su novio, Wilhelm, que viene a buscarla, para poder casarse con ella.
Él la sienta en la grupa de su caballo y los dos amantes galopan, de
una manera vertiginosa y loca, a la luz de la luna.
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