Una imagen que se hizo épica fue: Lugosi abriéndose la capa y volviéndose a la cámara, con su fascinante mirada de galán diabólico. Pero, Bram Stoker no llegó a ver ninguna de estas películas. No llegó a ver el éxito del personaje que creó. El autor irlandés falleció hace 100 años, el 20 de abril del año 1012. Murió en unas condiciones económicas, que no eran muy positivas y envuelto en un decadencia, en su vida personal. Los tiempos en los que les tocó vivir, no fueron los mejores para los derechos de autor. La leyenda, que le rodea, dice que estaba enfermo de sífilis y que pasó, los últimos días de su vida, sumido en el delirio, señalando, lleno de terror, una esquina de su habitación y repitiendo, una y otra vez, la palabra “strigol”, que, en lengua rumana, significa “vampiro”. También, hay quien piensa que Stoker falleció a causa de un infarto y no era muy sensato pensar que recibió algún tipo de visita, por parte de algún enviado de los Cárpatos. Incluso, llegó a tener mala suerte a la hora de morir. Y, es que falleció cinco días después del hundimiento del Titanic y todos los medios de comunicación estaban centrados en esta tragedia, por lo que su muerte pasó a un segundo plano, a que su muerte apareciese en las zonas menos visibles, en los periódicos.
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