La anemia tenía una serie de características, que son las mismas que caracterizaban a un vampiro. Así, una persona que sufría de anemia, tenía una piel con una palidez muy severa, además de una fatiga muy intensa, una respiración entrecortada y mucho cansancio, síntomas y signos clínicos que se podrían explicar como una enfermedad, que no tenía que ver con la pérdida de sangre, sino que podría ser una muestra de un cuadro de desnutrición, ya sea por la falta de una alimentación recomendable, a causa de alguna enfermedad o por las carencias, que eran comunes, en un momento histórico, donde en Europa se vivían muchas guerras; pero, no tenía nada que ver con los ayunos, que podrían llevarse a cabo por motivos religiosos, que tenían un objetivo claro: poder purgar los pecados y estar libre del peligro de algunas enfermedades, como podía ser la peste.
-> La rabia. Sin duda, la gran enfermedad que se confundía con el vampirismo. La rabia, era una infección viral del Ssitema Nervioso. Es la gran enfermedad transmisible, que se podría explicar, desde un punto de vista científico, con el mito del vampiro, sobre todo, por que su auge, a lo largo del continente europeto, van a coincidir con las grandes epidemias de dicha afección, a lo largo de los siglos XVI y XVII, sobre todo, en Hungría, a lo largo de los años 1721 y 1728.
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