Cuando hablamos del vampirismo clínico, estamos hablando de un trastorno mental, que está caracterizado por la excitación sexual, que está asociado por la necesidad compulsiva de ver, sentir o beber la sangre, existiendo o o, el autoengaño de creer que se es un vampiro. Este trastorno se caracteriza por una serie de sinónimos, dentro del mundo de la medicina:
-Síndrome de Renfield: este nombre se eligió como referencia al personaje enfermo mental y que era un siervo de Drácula, en la famosa novela de Bram Stoker. Hay que recordar que estamos hablando de un comedor compulsivo de moscar y arañas, para poder absorber su fuerza vital.
-Hematodixia y hematodipsia: son términos que se usan, sobretodo, dentro de la comunidad científica o médica, que han sido acuñados y se usan en muchas publicaciones de periodismo pseudocientífico.
-Sanguinarius: es un término que se emplea, de manera fundamental, por parte de los grupos anglosajones, para hablar de personas que practican el vampirismo, no desde la violencia o como una práctica criminal, sino dentro de un contexto de subcultura.
El vampirismo es una clase de parafilia que es poco común, ya que algunos autores la consideran una variación de la necrofilia. Incluso, una práctica de sadismo, ya que algunos individuos chupan la sangre de las heridas que provocan en sus víctimas, en medio de un arrebato sexual. Entonces, también, se puede considerar como una clase de Fetichismo sexual, pues la excitación erótica se encuentra en la facilidad el lograr del orgasmo a través de una sustancia o parte del cuerpo, en particular. En este caso, el fetiche sería la sangre.
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