Continuamos con algunos de los signos de la enfermedad de la porfiria, que hacía que se confundiera con el vampirismo. Así, tenemos otras características:
→ Sufrir intolerancia al ajo. Esta hortaliza, que es un elemento clásico a la hora de destruir a los vampiros, para poder ahuyentarlos, que se suele usar desde antiguo, ya que, siempre, se le ha atribuído grandes propiedades antisépticas, antiparasitas, hipotensivas o expectorantes. Además, una serie de estudios han demostrado que el ajo produce un bloqueo de la coagulación de la sangre, ya que provocan la inhibición de la agregación plaquetaria y uno de los elementos que lo caracterizan, como es el disulfuro de alilo, por su parte, podría provocar la destrucción del grupo Hemo, todo lo cual va a provocar que el enfermo de porfiria se sienta incómodo, si entra en contacto con el ajo.
→ Disociación emocional – mental por parte del paciente: este tipo de porfiria, de forma curiosa, no va a provocar la transformación de la sensación de bienestar, por parte del enfermo, aunque por el tipo de vida, que se ve obligado a llevar, es muy frecuente que se alteren sus facultades mentales, lo que va a poder explicar las obsesiones y crueldades, que se les atribuyen a los vampiros.
Como vemos, es lógico que, durante una época de nuestra historia, los enfermos de porfiria fueran confundidos con vampiros, o algo parecido.
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