En 1456, tras haber sido convertido en príncipe, logra que los reinos cristianos le reconozcan dicho título. La primera parte de su reinado se caracterizó por la obsesión por eliminar cualquier tipo de amenaza a su poder, sobre todo, terminar con los grupos de nobles, como eran los boyardos. Estos se logró gracias a la eliminación física, pero, también, ahogando económicamente a la nobleza: las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que solían ser para los boyardos con más poder, fueron entregadas a personas desconocidas, que eran extranjeros, pero le habían jurado fidelidad a Vlad. Para posiciones menores, incluso, tomó la decisión de ignorar a los boyardos. Una de las bases sobre la que se sustentaba el poder de la nobleza de la región de Valaquia eran las conexiones con las ciudades autónomas de Transilvania, donde vivían personas de origen sajón. Vlad decidió actuar contra ellas terminando con cualquier tipo de privilegio en relación con Valaquia y llevando a cabo ataques contra ellos. En aquella etapa, Vlad fue despiadado y en las ciudades donde no se resignaban a sus órdenes, organizaba empalamientos de hombres, mujeres y niños, como fueron los casos de las ciudades transilvanas de Kronstaft (actual Brasov) y Hermannstadt (o Sibiu), donde residían colonos alemanes, que no querían tener ningún tipo de relación comercial con él o no querían aceptar el pago de tributos. Sólo en el año 1459, hizo que fueran empalados unos 30.000 colonos alemanes ( o sajones) y oficiales.
Foto: fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario