sábado, 31 de marzo de 2012

Gilles de Rais (X)


No tardó mucho tiempo de que las promesas que realizaban a los familiares de los niños eran mentira. Por eso, tuvieron que verse obligados a raptarlos. Entre 1432 y 1440, se contaron hasta 1000 niños desaparecidos, entre los 8 y 10 años, en la zona de Bretaña. Por las noches, en el castillo, Gilles, con sus esbirros, se dedicaban a torturar, vejar, humillar y terminaban asesinando a los niños. A primera hora de la mañana, Gilles salía a pasear por las calles, en solitario, mientras sus esbirros quemaban los cuerpos de los pequeños. El miedo empezó a apoderar a los habitantes de los pueblos. Los criados tenían que ir aumentando el campo de acción, alejarse cada vez más. Pero, todo esto llegó a las altas autoridades. Realizaba sus atroces crímenes, en varios de sus castillos. Se sabía que se aprovechaba de los niños que mendigaban y llegaban al castillo pidiendo una limosna.
Los violaba y los desmembraba. Incluso, llegó a violar a algunos que estaban muerto y tenían las entrañas al aire. Una vez que estaban muertos, les abrazaba con fuerza y deliraba; otras veces, se reía al ver los últimos estertores del niño e, incluso, les cortaba la vena yugular, en otros casos, para hacer que brotase la sangre, lo que sentía mucho placer. En ocasiones, se arrepentía de todo lo que hacía y juraba irse hacia Tierra Santa, para poder redimirse de sus pecados; pero, no tardaba en volver a hacer las mismas acciones atroces.
Foto: fuente.

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