El 4 de enero de 1604, el Caballero Negro de Hungría, como se conocía su marido, el conde Ferenc, por la gran fiereza que le caracterizaba a la hora de combatir , contra sus enemigos, murió de una enfermedad súbita, en medio de una batalla y dejó viuda a Isabel, cuando tan sólo tenía 44 años de edad. En ese momento, según sus enemigos, empieza a realizar sus crímenes. Lo primero que hizo, fue echar del castillo a su suegra, a la que odiaba con toda su alma, junto con todos los miembros de la familia Nadasdy; las muchachas que estaban bajo su protección fueron enviadas a un sótano y allí empezaron a recibir crueles castigos que, según la propia Isabel, ellas se los merecían. Así, Erzsébet estaba en una situación muy peculiar: era una señora feudal de una región como era Transilvania, que estaba en medio de una serie de intrigas políticas, en unos tiempos que eran muy convulsos, pero sin un ejército propio, que le pudiera ayudar a proteger todo su poder. Por esa misma etapa, su hermano Gabor I Báthory pasó a ser Príncipe de Transilvania, con la ayuda económica de Erzsébet, que era una mujer con mucho dinero. Por complicadas razones políticas, Gábor decidió meterse en una guerra contra las tropas alemanas. Esto provocó que la condesa se encontrara en peligro, ya que podía ser acusada de traición por el propio rey Matías II de Hungría -quien quería quedarse con sus dominios, que eran muy extensos e interesantes, desde un punto de vista estratégico-. Estando viuda, se encontraba en una condición muy vulnerable y más aislada, que en ningún momento de su viuda.
Foto: fuente
No hay comentarios:
Publicar un comentario