Era tal el respecto que tenía Gilles de Rais por Juana de Arco, que llegó a decir que ella era Dios y que si debía matar a los ingleses, por mandato de Dios, así lo iba a hacer. Se volvió en su escolta y protector, salvandola en muchas ocasiones, en las batallas. A pesar de las brutalidades y matanzas, que realizaba durante la guerra, Gilles se sentía realizado, de una manera espiritual, ya que Juana era su inspiración y había rendido un increíble servicio a su patria. Con tan sólo 25 años de edad, fue nombrado mariscal de Francia -el único caso de la historia francesa- y amasó una gran fortuna. En ese momento, adaptó la flor de lis, en su escudo de armas, cuando Carlos VII fue proclamado rey, en la catedral de Reis, el 17 de julio. El 31 de mayo de 1431, siendo mariscal, sucedió algo que le marcaría de por vida: la captura y condena a muerte de su querida Juana de Arco. Intentó ayudarla, pero no llegó a tiempo -no se sabe muy bien la razón-. Por otro lado, en el año 1434, su protector, el chambelán Le Tremoille, cayó en desgracia. Perdió su condición de mariscal y se fue a refugiar en el castillo de Tiffauges, en la Vendée y se convirtió en un verdadero demonio, ya que todos sus instintos más perversos salieron a la luz.
Foto: fuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario