sábado, 29 de octubre de 2011

La leyenda negra de Vlad Tepes


Vlad Tepes era el ápodo de Vlad Dracul. La misma provenía por su gusto por la táctica del empalamiento, una cruel táctica de tortura, que llevaba a la muerte a las víctimas. ¿Cómo se realizaba? Muy fácil, se introducía un palo, que medía 3,50 metros de longitud, por el recto. Tras esto, se fijaba a la carne con la ayuda de un clavo y, después, se levantaba a la víctima, para que muriese de esta forma tan cruel. Se piensa que, de esta manera, murieron entre 40.000 y 100.000 personas, de esta forma tan cruel de tortura, a manos de los miembros del circulo del Empalador, a lo largo de los 7 años que duró su reinado. Entre ellos, delincuentes de todo tipo, enemigos o personas que le habían traicionado. Vlad odiaba, sobre cualquier cosa, el adulterio, las mentiras, la falsedad, los robos y, pasara lo que pasara, no perdonaba a nadie. Incluso, cuanto mayor era el rango del culpable, mayor era el castigo al que debía hacer frente. En el tiempo en el que vivió logró terminar con los boyardos decadentes. Nikolaus Modrussa, un delegado papal, que vivía en al corte húngara, lo llegó a descubrir como: “No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra”.
Foto: fuente

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