Vittorio
va a ser testigo de un festín ritual, que va dirigido al líder del
grupo de los vampiros, en el que algunas de las personas, que están
en el jardín, son seleccionadas para poder saciar la necesidad de
sangre de sus amos. Tras haberse negado a ser convertido en vampiro,
Vittorio va a lograr ser salvado y se marcha a Florencia, donde la
gente dice que se ha vuelto loco, gracias, otra vez, por la
intervención de Ursula. Mientras está caminando, contempla como dos
ángeles están discutiendo entre ellos, Ramiel y Setheus. Los
ángeles se quedan muy sorprendidos, ya que no sabían que Vittorio
podía llegar a verlos -más tarde, va a averiguar de que son ángeles
de Fra Filippo Lippi, que es su artista preferido. Con la ayuda de
los susodichos ángeles, Vittorio va a planear la venganza hacia los
vampiros que fueron los causantes de la muerte de su familia y de
beber la sangre de los inocentes -pero, a pesar de la guía y de la
ayuda de los ángeles, es Vittorio quien va a llevar a cabo la
venganza hacia los susodichos no muertos. A lo largo del día,
Vittorio decide regresar al viejo castillo de los vampiros y los
decapita, mientras están durmiendo, arrojando sus cabezas a la luz
del sol, para que se conviertan en cenizas. Cuando le llega el
momento de decapitar a Ursula, Vittorio descubre que no puede llegar
a hacerlo, a pesar de que ha recibido las indicaciones de los
ángeles.
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