Otro
rasgo característico es el hecho de que Mircalla sea la última de
su dinastía, que está maldita, lo que hace que nos encontremos con
muchos puntos en común entre la novela y la historia real de la
Condesa Elizabeth Báthory. Lo mismo sucede con el lesbianismo o la
bisexualidad de los personajes, tanto en la ficción como en la
realidad, o la aparición de un gato, en los dos casos, ya que se
decía que en el castillo de Elizabeth Bathory existía un ejército
de diabólicos gatos, de color negro, que ella lograba conjurar y
adquiriendo, según se sospechaba, la forma de los mismos, podía
atacar a una persona, algo que también hace la propia Carmilla.
Tenemos que hacer hincapié en el aspecto físico, tanto del
personaje real, como del ficticio: una dama que forma parte de la
alta nobleza, que tiene una gran estatura y con un elegante porte que
va a rozar la melancolía, con un pelo muy cuidado, largo y de color
negro, con unos enormes ojos felinos, que están llenos de misterio y
de un color muy negro, una boca roja menuda y llena de sensualidad.
Además, sus manos se describen como muy largas, como si fueran
agujas y su piel es de color blanco. La novela ha sido llevada al
cine en numerosas ocasiones.
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