Según
ha explicado el director del museo, Bozhidar Dimitrov, al hacer la
presentación del esqueleto. Ha datado el origen de la creencia en
los vampiros, durante la Edad Media o, incluso, antes. Hay que
recordar que los vampiros forman parte de la mitología de Bulgaría
y la fe en ellos, ya proviene de la época prescristiana. Según ha
señalado el científico, la creencia más popular estaba basada en
la idea de que las almas de los malvados se quedaban en los cuerpos,
que salían de la tierra, para poder beber sangre, primero, la de los
animales y, a posteriori, la de los seres humanos. Por esta razón,
para poder prevenir que el difunto acabara convirtiéndose en
vampiro, durante la noche anterior al entierro y siempre antes de que
tuviera lugar la medianoche, un grupo de personas tomaban la decisión
de exhumar el cadáver y le clavaban un hierro o un palo de madera,
en la zona del pecho. Dimitrov, también, ha señalado el hecho de
que estos rituales existieran, también, en lo que hoy en día es
Rumania, ya que este territorio formó parte del Reino de Bulgaria,
hasta el siglo XIV; por lo que muchas de las tradiciones se han
mantenido.
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