Según
dice la costumbre, durante la noche, inmediatamente posterior al
entierro, y siempre antes de que tenga lugar la medianoche, cuando se
pensaba que el difunto podría acabar convirtiéndose en vampiro, un
grupo de personas decidían exhumar el cadáver y le clavaban un
hierro, en la zona del pecho. Se pensaba que el peso del metal, al
presionar el cuerpo del muerto, no le iba a permitir que se
levantarse y que pudiera vagabundear, a lo largo de la noche,
alimentándose de la sangre de las personas vivas. El profesor ha
avanzado que las investigaciones, por parte de los arqueólogos van a
continuar y que se han hallado, en dicha localidad, y en otros
lugares próximos, cerca de 80 tumbas, que se piensa que, este tipo
de rituales, también, fueron realizados. Varios medievalistas de
Bulgaria han explicador que, durante esta época, se pensaba que las
personas, que sufrían de alguna clase de anomalía física, como por
ejemplo, tener un cráneo mucho más grande de lo normal o una
joroba, podrían convertirse en vampiros, cuando fallecieran. Pero,
estos no son los únicos casos, de cadáveres, que podrían ser
supuestos vampiros, que se han descubierto, en esta zona, por lo que
el mito sigue estando despierto y las investigaciones siguen
abiertas.
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