Hay distintos objetos y sustancias, que van a cambiar de zona en zona. Muchos de ellos se mencionan en las leyendas sobre vampiros, por que poseen un efecto apotropaico, o sea, que tienen el valor de poder alejar o destruir al vampiro. En el continente europeo, se piensa que una roma de rosa silvestre o de espino podía dañar al vampiro, en el momento en el que quisiera atacar, o el ajo o el azufre. También, son de gran valor algunos valores sagrados como son el crucifijo, el rosario o el agua bendita. En algunas zonas de Sudamérica, cuando una mujer tiene que dejar a su hijo dormido, debe poner sal y unas tijeras cerca de su hijo, para poder ahuyentar a las brujas y a los vampiros. En Europa, también, se solían esparcir semillas de mostaza o arena sobre el tejado del hogar, para poder proteger o, directamente, en la tierra de una tumba sospechosa, para poder contener al vampiro, que se pase la noche contando los granos caídos, que estén ocupados y que no puedan atacar a nadie. Esto también se puede leer en algunos relatos del subcontinente indio y en Sudamérica, que tratan el mundo de las brujas y otros tipos de espíritus malignos o que sean traviesos. Y, tema aparte, son los espejos que, aunque no son protectores, se emplean para alejar a los vampiros cuando se sitúan en una puerta, mirando hacia afuera.
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