Seguimos con algunas prácticas habituales, a la hora de evitar que una persona se convierta en un vampiro. Así, en las zonas sajonas de Alemania, se solía colocar un limón en la boca de aquella persona que era sospechosa de ser un vampiro. Los gitanos, incluso, llegaban a clavar agujas, que eran realizadas en hierro y acero, en pleno corazón del cadáver y colocaban pequeños fragmentos de acero, en la boca, sobre los ojos del cadáver, en las orejas y entre los dedos, a lo largo del entierro. También, era habitual introducir espino en las piernas del muerto o rodear la tumba con una barrera formada por plantas espinosas.
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