Vlad también pasó a la historia, no sólo por realizar una serie de castigos o torturas que demostraban lo cruel que era, o lo poco tolerable que podía llegar a ser. Pero, también, era capaz de hacer y deshacer alianzas, tanto con los bandos turcos como con los poderes húngaros, siempre que beneficiara a los intereses de su patria, la famosa Valaquia. Por otro lado, siempre demostró ser un gran patriota y siempre defendía a su pueblo, a pesar de que las tropas húngaras y turcas vieron dicho territorio como una región muy importante, para ser conquistado. Y, logró defender su patria a pesar de poseer un ejército reducido y, en ocasiones, empleó tácticas de la guerrilla (usaba la táctica de tierra quemada, llegaba a infectar los pozos de agua, mandaba a enfermos de tuberculosis a los campamentos enemigos) para poder hacer frente a sus enemigos. Su vida fue inmortalizada por el juglar alemán Michael Belein que, en el año 1463, creó la obra poética “Von ainem wutrich der hies Trakle waida von der Walachei”.
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